Es habitual que, cuando estamos desarrollando un proyecto de diseño web, el cliente -o nosotros- nos pida poder ver la web entera en su pantalla. Pese a que se dice que el cliente siempre tiene la razón, en este caso le tenemos que decir que no. Y en este artículo te explicaremos las razones.
Una opción, aunque nos daría muchos problemas, sería adaptar la web que diseñemos a su pantalla de ordenador. Para ello necesitaríamos saber el tamaño exacto de su pantalla, con qué navegador la va a abrir, y cuantas barras tiene instaladas en su navegador, que dejan menos espacio para visualizar las webs.
Esto generaría un gran dolor de cabeza. Para que su web llegue al público objetivo y genere el impacto deseado nos vamos a encontrar con un problema: si un cliente abre la web con otra pantalla, otro navegador, o con el mismo navegador pero más barras instaladas, ya no va a ver la web entera en su pantalla. ¡Y ya no digamos si visita la web desde el móvil!
Es importante, primero de todo, olvidar y evitar la obsesión de ver una web adaptada concretamente a una pantalla. Y aún más, teniendo en cuenta la gran y creciente variedad de pantallas en España, junto a todas las búsquedas móvil.
Para hacernos una idea de la variedad que tenemos: hasta 14 tamaños diferentes de pantallas tienen un volumen de uso relevante. Por ejemplo, actualmente la mayoría de búsquedas las hacemos desde móvil y ni IPhone mantiene el tamaño de pantalla de un modelo a otro.
Partiendo de la premisa que el diseño responsive nos convierte visibles en todos los dispositivos, no haría falta argumentar mucho más. De todas formas, veamos algunas otras ventajas.
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Un diseño web responsive se adapta a todas las pantallas